Este PH en Recoleta se encontraba en muy mal estado, pero escondía un gran potencial. Rápidamente se evidenció la oportunidad de transformarlo en un refugio propio.

El patio se convirtió en el eje y el corazón que articula todos los ambientes, permitiendo además la entrada de luz natural. Se buscó transmitir calidez a través de materiales como la madera, el ladrillo visto y los adoquines, que contrastan con los amplios espacios despejados de carácter fabril.

Con el paso del tiempo, se sumó vegetación que completa la atmósfera del lugar, haciéndolo más acogedor.